Inteligencia emocional en las organizaciones

15.07.2021

Muchos podríamos mencionar que el autoconocimiento es un concepto actual del siglo XXI, o que nació a raíz de la actual pandemia que nos abate día a día, sin embargo, este concepto esconde una historia antigua remontándose a los orígenes de la civilización. Al ingreso del templo de Apolo en Delfos, en la antigua y paradigmática Grecia, existía una frase grabada en piedra que mencionaba lo siguiente; "Conócete a ti mismo". Esta frase nos entrega la dirección que debemos seguir para crecer en todo sentido.

¿Qué ha cambiado desde la Antigua Grecia hasta nuestros días? ¿Qué conocemos actualmente que nuestros antepasados desconocían? Durante décadas especialistas, estudiosos de diferentes disciplinas relacionadas con el ser humano, se han cuestionado lo siguiente, ¿Cuál es el conocimiento que tenemos de nosotros mismos? En ocasiones se ha abordado este tema de forma indirecta o tangencial, y en otras ocasiones de manera frontal y profunda.

Al llegar a los 38 años el filósofo francés Michel de Montaigne decidió retirarse de la vida pública y adentrarse en su vida de escritor sobre los vastísimos y aun no leídos ensayos, que giran en una única preocupación: "El Yo" su vida se vio envuelta en descubrir una única respuesta, inquietud que ha llegado hasta nuestros días: ¿Qué sais-je?

¿Qué sabemos de nosotros mismos? Tenemos la misma interrogante que los peregrinos que se acercaban al templo de Delfos hace casi tres mil años, pero ya no existe ningún oráculo que nos de entregue una respuesta. Hoy somos nosotros quienes debemos responder y por consiguiente encontrar esta respuesta.

DEFINICION DE AUTOCONOCIMIENTO

Parece simple definir el autoconocimiento, sin embargo, cada enfoque y autores que se refieren o definen el autoconocimiento, aportan matices diferentes a lo que entendemos como tal.

Según Erich Fromm, el autoconocimiento esta basado en el conocimiento de nosotros mismos y en aprender a querernos. Rogers va un paso más allá y dice que es la base de nuestra autoestima. Para Michael Bennett es esencialmente "el camino que nos conduce a conocernos globalmente y en todos los aspectos de la vida". Y añade que ese es el camino para conocer nuestras fortalezas y debilidades, así como la vía para estar bien con nosotros mismos y con los demás. Es, en definitiva, el mejor camino para alcanzar la felicidad.

Otros autores centran su mirada en otros aspectos, como la capacidad de autodiagnóstico de las emociones propias; hay quien lo ve como una forma de control de los estados de ánimo; o quien lo relaciona con la eficacia y la eficiencia de un individuo, e incluso quien considera que es uno de los principios fundamentales para lograr el éxito a nivel personal y profesional.

Como se mencionaba en un comienzo desde los albores de la humanidad y en distintas disciplinas, estudiosos han reconocido la importancia del autoconocimiento y su correlación con la conducta de las personas.

Otra arista interesante en la simplicidad o dificultad que presenta alcanzar el conocimiento de uno mismo. Mientras que para Buda el yo era lo más fácil de conocer, para el filósofo alemán Immanuel Kant el autoconocimiento es la más difícil de todas las tareas, e incluso, como veremos mas adelante, existen autores y teorías que consideran que es muy poco probable alcanzar un conocimiento pleno y profundo de uno mismo. Entre medio de ambos enfoques veremos otras teorías mas recientes como la de Efraín Lazos, que propone que el autoconocimiento en si mismo es una idea tensa, que por consiguiente es posible alcanzar y desarrollar, sin embargo, no está exenta de lucha y desafíos.

Se observa que los conceptos sobre el tema son variados, difusos y que su definición abarca territorios como el bienestar, el éxito, la autoestima, el control o la felicidad.

Si entrelazamos todos los conceptos, vemos que el autoconocimiento es un proceso de conocimiento de uno mismo tanto a nivel interno o introspectivo como a nivel externo o social. Ese conocimiento de nosotros mismos implica, por tanto, un análisis y reflexión sobre nuestras emociones, la toma de conciencia sobre nuestros sentimientos, pensamientos y actos, así como un conjunto de herramientas para trabajar sobre todos estos aspectos con el objetivo de alcanzar las metas que nosotros mismos nos fijemos, tanto a nivel personal como profesional.

Es trascendental recalcar que el conocimiento de uno mismo es un proceso que nos tiene que sacar de un estado de desconocimiento o ignorancia sobre nosotros mismos y que nos permita alcanzar nuestros objetivos, sueños y anhelos. De esta forma, podrá resultarnos útil en multitud de aspectos de nuestra vida y nuestra carrera profesional, independientemente de cómo seamos o de nuestro puesto de trabajo.

En este punto debemos cuestionar lo siguiente: ¿para que me va a servir desarrollar mi autoconocimiento?

IMPORTANCIA DEL AUTOCONOCIMIENTO

El autoconocimiento es la primera aptitud de la inteligencia emocional. Al no ser capaces de conocernos a nosotros mismos, ni ser conscientes de nuestras fortalezas y debilidades, ni conseguir aprender a identificar nuestros estados de ánimo y las consecuencias que estos pueden tener en nuestro comportamiento, se vera dificultado el camino para el control de nuestras reacciones y por consiguiente seremos menos productivos. Asimismo, seremos incapaces de comprender correctamente el comportamiento de las personas que nos rodean, identificar sus emociones y las motivaciones de sus actos, de modo que no seremos capaces de actuar eficazmente en nuestras relaciones interpersonales y profesionales.

Una de las definiciones que hace mayor sentido a la comprensión del autoconocimiento la encontramos en un pasaje de la novela histórica Alexandro, escrita por el italiano Valerio Manfredi. Es una escena en la que Alejandro Magno, de regreso de una se sus campañas. Acude precisamente al templo de Delfos y se topa con la inscripción "Conócete a ti mismo".

Fuente: https://www.solarescultura.com/filosofia/nosce-te-ipsum-conocete-a-ti-mismo/

Cuando su acompañante le pregunta a Alejandro Magno por el sentido de la frase, este responde: "Es evidente. Conocerse a uno mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones. Si uno consigue conocerse a fondo a sí mismo, sabrá comprender a los demás y la realidad que lo rodea."

Nuestra racionalidad, nuestros miedos y pasiones, comprender a los otros y la realidad en la estamos... son razonamientos mas que interesantes para adentrarse en la senda del autoconocimiento. Pero si esto aún nos pudiera parecer insuficiente, varios expertos de la órbita del management y del mundo de los negocios, consideran que el autoconocimiento es una de las habilidades gerenciales fundamentales. Así lo reflejan Whetten y Cameron en su libro Desarrollo de habilidades directivas. Peter Drucker, en su trabajo Automanagement, la considera la primera habilidad que desarrollar no sólo los directivos, sino cualquier trabajador. Otros autores, como Charan Y Bossidy en su libro el arte de la ejecución en los negocios, incluyen el precepto "conócete a ti mismo" como una de las siete conductas esenciales de un líder en la ejecución.

El entorno en el cual nos movemos actualmente, tanto a nivel personal como laboral, son entornos altamente cambiantes y volátiles en la gran mayoría de los casos, y en ocasiones hasta caóticos. Factores como la actual pandemia que aqueja al mundo trae consigo un efecto de incertidumbre que no todos pueden controlar, nuevas tecnologías que se hacen presente e imprescindibles para sobrevivir a nivel social y profesional, nuevas dinámicas comunicativas alteradas por la llegada del teletrabajo, irrupción de redes sociales y la nueva introducción de nuevos enfoques en el ámbito gerencial son apenas algunos de los cambios que podemos nombrar. Sin duda alguna existen y enfrentaremos muchos más en el futuro. Lo que hoy sirve mañana ya estará obsoleto. En este mundo vertiginoso como el actual es necesario estar preparados para adaptarnos al cambio constante. Y la mejor forma de estar preparado es conociéndose a uno mismo.

El conocimiento profundo y acertado de la realidad en la cual nos encontramos es suficiente por si mismo para alcanzar el éxito y una posición idónea en nuestra sociedad y en nuestro trabajo. Constantemente ocurre que hay personas muy inteligentes capaces de diagnosticar con gran precisión lo que les sucede a otros o de predecir hacia donde se dirige el mundo y que, sin embargo, son incapaces de adaptarse a esos cambios o a las personas que los rodean porque carecen de las habilidades emocionales necesarias. Y el camino para obtener estas habilidades empieza por el proceso del autoconocimiento.

Según Bennet, "lo importante para lograr el éxito en la vida no es ser más o menos inteligente sino ser capaces de ejercitar correctamente las capacidades que se poseen para la vida personal y para mantener el equilibrio entre la inteligencia, la razón y los sentimientos."

Obtener, desplegar y controlar estas capacidades repercute positivamente en todos los aspectos de nuestra vida. Este proceso nos predispone para comprender, a través del análisis de nuestras emociones y sentimientos, la realidad que nos rodea. Es fundamental ser conscientes de nuestros estados de ánimo. Cuando nos damos cuenta de que estamos tristes o enfadados, podemos actuar para paliar esa tristeza o esa ira. Identificar los motivos que nos provocan ese estado emocional es el primer paso para poder autogobernar nuestros sentimientos.

El efecto punitivo que tienen algunas de estas emociones sobre nosotros mismos puede mitigarse a través de la toma de conciencia de nuestro estado emocional. Cuando, por algún motivo, una persona no se siente bien consigo misma, con su vida, con su trabajo o, en general, la realidad que está viviendo, puede actuar de diferentes formas:

Negación : El individuo no reconoce que se encuentra pasando por un mal momento o que tiene que cambiar ciertos aspectos emocionales. Esto se puede deber a diversos motivos: no identificar las emociones, tener una percepción errónea de si mismo, tener un bloqueo emocional.

  • Espejismo : La persona es consciente de no estar bien de un modo impreciso. No tiene una perspectiva correcta sobre su interior, por lo que no tiene un conocimiento adecuado de sus emociones y sentimientos. Aunque esa persona cree que puede manejar correctamente sus emociones y autogobernarse con buen pulso, la realidad es que permanece emocionalmente atascada porque tiene una falsa idea de sí misma.
  • Fingimiento : Este caso es muy habitual y consiste en querer aparentar un estado de bondad y felicidad de cara exterior. En casos extremos puede arruinar la vida de las personas. Pese a la presión social existente para mostrar nuestra mejor cara y la exaltación, a veces desmesurada, de las emociones catalogadas como positivas, estas tienen que estar profundamente arraigadas a nuestro estado emocional. Es decir, no podemos fingir ser felices si existen aspectos destacados de nuestra vida que nos producen infelicidad. La sinceridad en la autoevaluación emocional es clave para poder remediar esta situación y no llevarla a un extremo patológico.
  • Disociación : Habitualmente en casos clínicos. La persona es incapaz de conectar con la realidad que está viviendo, ni es capaz de conocerse a sí mismo de una forma coherente y honesta. El arquetipo clásico es el personaje de don Quijote. La novela de Cervantes está protagonizada por un viejo hidalgo llamado Alonso Quijano, cuya afición por los libros de caballerías le hace convertirse en un caballero andante llamado don Quijote. Sin embargo, en ese momento la caballería andante ya es algo trasnochado y pasado de moda. Es decir, el hidalgo vive otra realidad. Más allá de las rocambolescas aventuras que protagoniza, gran parte de la tensión narrativa de la novela reside en el hecho de saber si Alonso Quijano está loco o no. O, dicho de otra forma, en saber quién es, si es Alonso Quijano o don Quijote. Hacia el final de la novela el propio protagonista da la solución cuando pronuncia la frase: "Yo sé quién soy." La vía del autoconocimiento es la salida incluso en los casos aparentemente más complicados.
  • Pasividad : Hay personas que son conscientes de un estado de ánimo negativo, pero se encierran en sí mismas aceptando con resignación lo que les sucede. En estos casos, no existe motivación ni esfuerzo por revertir la situación. Muchas veces, achacan al mundo exterior todos sus males o desgracias, lo que implica un refuerzo negativo en su encierro interior. La búsqueda de enemigos exteriores justifica la negativa a realizar un trabajo interior.
  • Depresión : Se da en personas que son conscientes de encontrarse en un estado emocional dañino, pero que son incapaces de salir de él. La falta de control sobre

sus emociones y sentimientos, así como la incapacidad para revertir la situación provoca que el problema se haga cada vez mayor. Se sienten débiles, decaídas, pesimistas, enfadadas o irritables. Sin embargo, no encuentran las herramientas emocionales necesarias para tomar las riendas de su vida.

El proceso del conocimiento del "yo mismo", como se observa, tiene una relevancia para todo tipo de personas y emociones que presente. El autoconocimiento es importante para quienes atraviesan situaciones complejas, o presenten emociones negativas respecto de algunas situaciones, sin embargo, es igual de importante para quienes se encuentren bien, debido que los estados emocionales no son permanentes y van oscilando constantemente, y en un gran numero de casos de forma imperceptible.

El desarrollo del conocimiento propio es trascendental para el control de las emociones, bloqueos temporales, o de largo plazo.

FASES DEL AUTOCONOCIMIENTO

El desarrollo del autoconocimiento conlleva una serie de etapas que son únicas para lograr una optima inteligencia emocional. Estas fases pueden variar según cada auto, pero en lo común se identifican las siguientes 5 fases:

  • Autopercepción

En esta etapa la persona reconoce que es un ser individual, que se desarrolla en un contexto determinado y en relación con otras personas. Esta etapa se hace presente desde nuestra niñez y se va desarrollando y ampliando de forma ininterrumpida a través de nuestro crecimiento, La autopercepción incluye no sólo la toma de conciencia de uno mismo, sino de las propias emociones y de la forma de actuar.

En los niños pequeños esta fase discurre paralela a la adquisición del lenguaje. Las rabietas, por ejemplo, son una muestra de inmadurez emocional que sufren, en mayor o menor medida, todos los niños. Pero desaparecen cuando los niños consiguen identificar el sentimiento y, sobre todo, cuando son capaces de explicarlo con palabras. Por ejemplo, si un niño dice "estoy enfadado porque Juan me ha quitado mi juguete" no tendrá la necesidad de pelearse con Juan y este será el primer paso para regular sus emociones. O si un niño se da cuenta de que tiene hambre y puede explicarlo a un adulto no necesitará llorar y gritar como hacía cuando era un bebé.

Como decía Ludwig Wittgenstein, los límites del mundo son los límites de mi lenguaje. La percepción del mundo la expresamos mayoritariamente a través de las palabras, que son también las herramientas principales para comunicarnos con los otros individuos y poder vivir socialmente. Sin embargo, saber hablar y escribir no es el único requisito para poder conocernos a nosotros mismos. Existen muchos adultos que son incapaces de dominar las propias emociones y, por muchas palabras que utilicen, actúan a nivel emocional con "rabietas" o actitudes más propias de los recién nacidos: se dejan arrastrar por sus sentimientos y emociones y son incapaces de gobernarlas. La autopercepción, por tanto, no es una fase exclusiva de la edad infantil, sino que la incorporamos en esa época temprana de nuestra vida y nos debe acompañar a lo largo de todos nuestros días

  • Autoobservación

Luego de iniciar la etapa de auto percepción y en conjunto con esta, las personas inician un proceso de observación interna, en el que se pone atención a las emociones, actitudes y reacciones, sin duda esta fase se mantiene con nosotros durante toda nuestra vida, para que esta sea desarrollada y afinada debemos reflexionar de forma profunda y honesta de aquello que observamos en nosotros mismos, de modo que esta vaya madurando y entregando mejores resultados.

En esta etapa es trascendental para su desarrollo el tomar conciencia de nuestro mapa, la imagen que tenemos sobre nosotros (autopercepción) del mapa, la imagen que otros tienen sobre nosotros (percepción externa), si no tomamos conciencia de estas imágenes siempre tendremos una imagen distorsionada de nosotros mismos.

  • Memoria autobiográfica

Una reflexión que no podemos dejar pasar durante nuestras vidas es recordar aquello que hemos sido. Recordar los momentos donde nuestras emociones fueron decisivas, puntos de inflexión que definen el cómo somos.

Esta etapa llama a la introspección, a buscar respuestas en medio de nuestros recuerdos para entender que nos gusta o no, que nos ha dañado, etapas que nos han llevado a evolucionar y que nos han llenado de felicidad.

La forma ideal de cultivar la memoria autobiográfica es llevar un diario. Dejar por escrito los sucesos, tanto triviales como trascendentes, de nuestra vida implica un ejercicio de autoanálisis, lo que ayuda a mejorar la conciencia emocional. Hay que pensar que un diario es un artefacto que condensa una de las principales materias de las que está formada la vida: el tiempo.

El diario, mientras se escribe, permite recoger el presente de una persona. Además, el hecho de pararse a escribir un diario implica detenerse (y mucho más en los agitados días que vivimos en las sociedades del siglo XXI), alterar la velocidad de los acontecimientos para reflexionar sobre ellos o, por lo menos, para dejar constancia.

Pero el diario no se queda anclado en el presente, sino que permanece y por ello "viaja" al futuro. Es decir, las palabras que sean escritas hoy podrán ser leídas dentro de diez años. Y cuando la persona alcance ese futuro, esas palabras escritas representarán su pasado. El tiempo se mueve en ambas direcciones, adelante y atrás, de modo que el diario permite dar continuidad a la vida de una persona.

Además, la lectura retrospectiva del diario permite a la persona verse con otros ojos, analizar cómo era tiempo atrás y cómo ha cambiado, ver cuáles eran sus preocupaciones de antaño y comprarlas con las actuales y, en definitiva, descubrir las diferentes huellas emocionales que han marcado su vida. Como dijo el escritor francés Alain Girard, "lo cierto es que el diario íntimo obliga al individuo a interrogarse sobre su posición actual en el mundo."

Una de las complicaciones más habituales a la hora de escribir un diario es saber qué contar, qué aspectos son suficientemente relevantes para dejar por escrito. En realidad, todo es susceptible de ser escrito y la selección de qué se cuenta o qué no se cuenta corresponde al autor del diario. Y tiene que ser así porque seleccionar aquello que nos mueve y nos define es también una forma de desarrollar la autonomía emocional.

  • Autoestima

La autoestima es uno de los procesos claves del autoconocimiento, ya que es la capacidad de la persona para quererse a si misma, de valorar sus capacidades y potencialidades, asumiendo que tiene defectos que debe mejorar. Es trascendental que la autoestima sea reforzada por actos o pensamientos que dignifiquen a la persona, dejando de lado aquellos que denigre o atenten contra uno mismo.

Al contrario de lo que muchas personas piensen, la autoestima no es quererse a sí mismo sin límites. Un exceso de autoestima puede conducir al individuo a no hacer una valoración adecuada de sí mismo y, por consiguiente, de quienes le rodean, de sus relaciones y de la realidad. Aceptar nuestras posibilidades y aptitudes, pero también nuestras debilidades y aspectos a mejorar no implica una baja autoestima, sino una forma inteligente de actuar y pensar.

Una autoestima equilibrada se sustenta en varios aspectos en los que podemos trabajar, como, por ejemplo: 

Por el contrario, una baja autoestima o una autoestima disfuncional se rige por una serie de patrones que podemos identificar en nosotros mismos para tratar de corregir. Por ejemplo: 

Para remediar estas situaciones y evitar tener una baja autoestima, podemos seguir esta serie de pautas que propone Bennett: 

  • Autoaceptación

La última del proceso consiste en aceptarse a sí mismo, pero al mismo tiempo es el primer paso para poder tomar las decisiones adecuadas, transformar actitudes y fomentar las habilidades adecuadas para lograr un estado emocional acorde.

Según Albert Ellis, uno de los psicólogos más influyentes de la terapia cognitiva y creador de la terapia racional emotiva conductual (TREC), la "autoaceptación hace referencia a que la persona se acepta a sí misma de forma plena y sin condiciones, tanto si se comporta como si no se comporta de forma inteligente, correcta o incorrectamente, y tanto si los demás le conceden o no su aprobación, el respeto y su amor."

La autoaceptación es una herramienta muy importante para poder desarrollar una autonomía emocional saludable. Aunque Ellis introduce el matiz de que no es necesario comportarse de manera inteligente para lograr la autoaceptación, alcanzar una adecuada inteligencia emocional es imposible si el individuo no se acepta a sí mismo. La autoaceptación, por tanto, no depende de la inteligencia, pero la inteligencia sí depende de la autoaceptación.

Existen una serie de aspectos en los que incide la autoaceptación y sobre los cuales cada persona puede trabajar:

  • Eliminar creencias negativas sobre uno mismo: La imagen mental que cado uno tiene de si mismo se ha creado a través de los años, las experiencias vividas, paradigmas que nos condicionan, por lo que puede esta contaminada de sesgos positivos o negativos, esto puede generar creencias limitadoras. Las personas realizan proyecciones de quienes son y sus capacidades, estos condicionan sus actos y por consiguiente sus resultados. De tal forma alguien que crea no poder alcanzar la meta, proyectara sobre si mismo la sombra del fracaso. Por el contrario, las personas que se sobrevaloren de manera incoherente, sin ser conscientes de sus capacidades, habilidades y limitaciones, serán propensas a sufrir frustraciones y desilusiones cada vez que no logren alcanzar sus desmedidos objetivos.

Para regular este aspecto es conveniente controlar el lenguaje que se utiliza para hablar de uno mismo. Un lenguaje extremista, con frases del tipo "Nunca puedo lograr..." o "Me merezco esto porque yo soy...", daña el concepto que la persona tiene de sí misma. Mejorar la comunicación que tenemos con nosotros mismos es esencial.

Autovalidación emocional: Se basa en la aceptación de emociones, pudiendo estar conforme o no con estas. Como observaremos más adelante las emociones juegan un rol fundamental en las respuestas fisiológicas que el cerebro controla de manera inconsciente. Por esta razón es importante la aceptación de los estados emocionales que se atraviesan y su canalización, sin enjuiciarlas.

  • Envidia y comparaciones: El sentimiento de envidia no conlleva buenos resultados para uno mismo. La ansiedad comienza a apoderarse del sujeto que pasa por este estado emocional viéndose afectada la autoestima. Realizar juicios negativos conlleva una mirada negativa que se puede contagiar hacia uno mismo, por otra parte, establece una actitud enjuiciadora que es altamente tóxica, interna y socialmente.
  • Victimismo: La lastima sobre uno mismo es un limitante para el logro de objetivos, minimiza responsabilidades, y decisiones importantes que considerar, este estado limita la autonomía de la persona volviéndose dependiente de sus circunstancias o de las creencias ajenas. Por el contrario, eliminar el victimismo es un paso para el autogobierno y supone un empoderamiento a la hora de afrontar cualquier tipo de situaciones.
  • Ser consecuente y pleno: La persona que cultiva una actitud de coraje y respeta su propia esencia consigue avanzar más. Esto implica asumir riesgos y afrontar las incertidumbres de la vida y luchar contra las propias vulnerabilidades. Hay que asumir la complejidad inherente a la condición humana, entender que no existe la perfección, pero que ser imperfecto no es nada negativo, sino natural.

La persona debe ser consecuente con lo que es, de lo contrario la autoaceptación se verá distorsionada. Para ello, es necesario salir de la zona de confort y encarar la vida como un proceso de aprendizaje continuo. Además, hay que poner plena atención en lo que se está haciendo, lo que en psicología se denomina mindfulness.

AUTOCONOCIMIENTO PERSONAL

Al igual que en el Templo de Delfos, hay otros lugares donde encontrar respuestas para uno mismo. El Lisboa, junto a la desembocadura del río Tajo, se rige el monumental Monasterio de los Jerónimos, la obra cumbre del denominado arte manuelino. En su interior existe un túmulo de mármol y hierro del poeta Fernando Pessoa y aparece un breve poema que empieza así:

"Para ser grande, sé entero: nada

Tuyo exageres o excluyas.

Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres

En lo mínimo que hagas"

La elocuencia de estos versos es muy poderosa y contrasta con la aparente complejidad de la figura de Pessoa. O quizás no tanto. El camino del autoconocimiento es absolutamente personal y cada individuo debe buscar su propia fórmula para descubrirse a sí mismo.

Según John Mayer, autor de Personal Intelligence: The Power of Personality and How it Shapes our Lives, existen tres modelos de personas según el grado de autoconocimiento que posean: 

Fuente: https://luzarcoiris.wordpress.com/2013/10/16/la-emocion-atrapada/

Los atrapados por sus emociones: son quienes se ven superados por sus estados de ánimo. Son incapaces de escapar de un bucle emocional y presentan comportamientos inconstantes.

Los resignados a sus emociones: aunque consiguen identificar sus emociones, no son capaces de gestionarlas y se dejan arrastrar por ellas y por los sentimientos derivados.

Los conscientes de sí mismos: son quienes alcanzan un autoconocimiento emocional pleno. Consiguen detectar e identificar sus emociones y los estados de ánimo resultantes. Son personas asertivas, bien reguladas a nivel emocional y con grandes dosis de confianza y autocontrol.

Propuestas para alcanzar un mayor autoconocimiento personal

El camino del autoconocimiento tiene como propósito responder a una serie de inquietudes que el individuo se hace a si mismo, a continuación, se muestran algunas genéricas y otras más específicas.

 ¿Quién soy yo?

¿Por qué me comporto así?

¿Qué necesidades tengo? ¿Qué hago para satisfacerlas?

 ¿Cómo hablo conmigo mismo?

 ¿Qué creencias me ayudan a crecer y cuáles me limitan?

¿Cuáles son mis miedos? ¿Cómo los afronto? 

¿Qué es lo que me apasiona?

¿Qué me causa alegría?

¿Qué me causa tristeza?

¿Cuáles son mis capacidades y habilidades?

 ¿Para qué me sirven? 

¿Cómo y cuándo las uso?

¿Cuánto me quiero a mí mismo? ¿Cómo me lo demuestro?

¿Cómo me gustaría estar dentro de diez años?

¿Qué deseo me queda por cumplir?

¿Qué es lo que más y lo que menos les gusta de mí a los otros?

¿Me arrepiento de algo que haya hecho?

¿Qué cambiaría de este si pudiera?

¿Qué fantasía sexual me queda por cumplir?

¿Cuál sería el título de mi autobiografía?

¿Cuál es el recuerdo de la infancia que más me ha marcado o que aún hoy me conmueve?

¿En qué he triunfado?

 ¿En qué he fracasado?

¿Qué consejo me daría?

¿Quién soy yo?

El desarrollo del autoconocimiento como observamos consta de varias etapas, y pasar de una a otra entraña tiempo y un grado de dificultad, donde no es suficiente tener conciencia de uno mismo.

Además, establecer estados reflexivos mediante preguntas, existe una serie de ejercicios que pueden ayudar a conseguir un mayor autoconocimiento personal.

  • Anotar fortalezas y debilidades
  • Solicitar feedback de otra persona
  • Hacer lista de hobbies, pasiones, sueños
  • Hacer una rueda de vida: Es una técnica que consiste en dibujar un círculo y elegir 10 áreas de tu vida que quieras cambiar o mejorar. La primera reflexión que conlleva es seleccionar cuales son aquellos aspectos prioritarios en los que debes trabajar. Además, una vez seleccionadas estas diez áreas, hay que asignarles un número en función de la importancia que tienen para uno mismo. De este modo, conseguimos establecer las prioridades en nuestra vida. Después de esto, se debe reflexionar sobre los aspectos escogidos y escribir aquellas acciones que uno debería llevar a cabo. 
  • Detectar nuestros "puntos calientes": serían aquellas áreas de mejora de nuestro comportamiento, especialmente la gestión de las emociones que nos desbordan o que activan reacciones que no somos capaces de controlar y nos conducen a estados de ánimo no deseados.
  • Elaborar una línea de vida: mediante una línea horizontal que representa la vida, se marca un punto medio que representa el momento actual. En el pasado se anotan los hechos y experiencias más relevantes. En el futuro, se señalan los objetivos a corto, medio y largo plazo. La línea ofrece una óptica global sobre la propia vida y permite profundizar en cada uno de los aspectos marcados, tanto del pasado como del futuro.
  •  Elaborar un análisis DAFO personal: para detectar nuestras debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades

AUTOCONOCIMIENTO PROFESIONAL

En un nivel profesional el autoconocimiento resulta especialmente útil en áreas como, crecimiento profesional, organización colectiva, liderazgo de equipos, empoderamiento corporativo etc.

A nivel profesional, es importante definir el objetivo que se tiene. Es decir, la persona debe decidir cuáles son sus prioridades laborales. Pueden ser diversas como las que a continuación se presentan:

  • Reconocimiento profesional
  • Cambio de actividad
  • Mayor remuneración
  • Eliminar el stress
  • Automotivación
  • Conciliación de la vida familiar con la profesional
  • Retos intelectuales
  • Crecimiento de la carrera profesional, entre otras.

La ventana de Johari

Como hemos visto el autoconocimiento se mueve en dos direcciones: de dentro hacia afuera y de fuera hacia dentro. El lado introspectivo y social circulan una en dirección a la otra, retroalimentándose.

Es pertinente mencionar que los seres humanos somos seres sociales, todos vivimos en sociedades, sean estas grandes o pequeñas, y sean sus relaciones dentro de ellas más o menos numerosas o con mayor o menor intensidad.

En el ámbito profesional las relaciones interpersonales se establecen en muchos niveles: jefes, compañeros, clientes, proveedores, etc. Por tanto, el autoconocimiento profesional debe incidir específicamente sobre las diferentes relaciones que establece la persona.

Una de las herramientas más potentes para realizar un autoanálisis a nivel profesional en la Ventana de Johari, que ha servido de base teórica para la elaboración de evaluaciones o feedback 360º, así como otros numerosos métodos empleados por las organizaciones.

La Ventana de Johari fue creada en los años 50 del siglo XX por los psicólogos cognitivos Joseph Luft y Harry Ingham (nótese las Negritas en los respectivos nombres cuya unión forma la palabra Johari)

Para llevar a cabo esta técnica es necesaria no sólo la intervención de la persona analizada, sino la participación de terceras personas que se relacionen con ella. Por tanto, es una técnica que se articula a través del feedback o la retroalimentación de las opiniones de los compañeros.

Fuente: https://www.lifeder.com/ventana-de-johari/

La Ventana de Johari esta compuesta por cuatro áreas: área libre, área ciega, área oculta y área desconocida

Área Libre

Situada en el cuadrante en la esquina superior izquierda. Contiene todo aquello que es conocido por uno mismo y por los demás. Corresponde a todos aquellos comportamientos, pensamientos, sentimientos y emociones que se comparten de manera pública con las otras personas. Es, por tanto, esa parte de la personalidad que trasluce de manera clara y elocuente a ojos propios y ajenos.

Lo que se incluye en esta área varía sustancialmente en función de la confianza que tenga la persona con sus compañeros. Si existe una gran confianza, se resaltarán más aspectos en esta área. Por el contrario, se verá reducida en el caso de que la confianza sea escasa. Por tanto, esta herramienta permite conocer no sólo el detalle de aquello

que se comparte públicamente, sino que permite analizar aspectos de la personalidad del individuo en función del volumen de cada área.

Para Luft e Ingham, las personas con un área libre de mayor tamaño tienen un mayor bienestar, ya que se muestran tal y como son (hay correspondencia entre el autoconcepto y el concepto de los otros), lo que denota seguridad en uno mismo y autonomía. O, dicho de otra forma, estas personas no tienen miedos (o tienen pocos) que afecten a sus relaciones

Área Ciega

Situada en la esquina superior derecha. Contiene todo aquello que desconocemos de nosotros mismos, pero que sí conocen los demás. Por tanto, dentro de esta área caben tanto aquella serie de comportamientos, pensamientos y sentimientos de los que no somos conscientes, como aquellos que, por algún motivo, nos negamos a ver o reconocer.

Estas informaciones son tremendamente enriquecedoras si son bien procesadas y asimiladas por la persona analizada. Además, hay que resaltar que dentro de ésta y de las restantes áreas caben tanto aspectos positivos como aspectos a mejorar. Por tanto, el área ciega no implica que la persona deba solamente interiorizar los puntos débiles que le apuntan los compañeros, sino que también va a descubrir esas habilidades y potencialidades de las que no es consciente.

Área Oculta

Situada en la esquina inferior izquierda. Es también conocida como el área privada, ya que incluye todo lo que conocemos de nosotros mismos, pero que resulta desconocido para los demás.

Analizar esta área hace aflorar una serie de rasgos de personalidad, comportamientos, pensamientos, sentimientos y emociones que permanecen ocultos a nivel público, lo que invita a la persona a cuestionarse por los motivos por los que esto sucede. Descifrar estos motivos implica pensar en la imagen pública que uno quiere dar, en los límites de la confianza con el grupo, en el derecho a la intimidad, etc.

Según Luft e Ingham, un área oculta muy grande puede indicar miedo, ya que la persona no se expone a la reacción o juicio de los demás. También puede ocurrir que indique una falta de apoyo del grupo en esos asuntos ocultos. O incluso, según los autores, que se mantienen aspectos ocultos para poder controlar o manipular al resto.

Área Desconocida

Situada en la esquina inferior derecha. Es todo aquello que no conocemos nosotros mismos ni los otros. Supone toda una intriga, ya que aquí se ubican todos aquellos sentimientos y pensamientos que subyacen, latentes, bajo la apariencia de lo que somos. Es decir, toda la esfera inconsciente y subconsciente de nuestra mente se ubica en este cuadrante.

Supone, por tanto, un territorio inexplorado que, al aislarlo del resto de áreas, nos permite descubrir o intuir potencialidades y recursos que aún no han aflorado de manera expresa. Para llegar a alcanzar el contenido de esta área es necesario un autoanálisis muy profundo. La Ventana de Johari quedaría así:

Fuente: https://www.ceolevel.com/la-ventana-johari-4-cuadrantes-potente-herramienta-auto-analisis

Se trata de una herramienta dinámica, ya que se puede realizar en diferentes momentos y observar las diferencias, que indicarán una tendencia en la evolución de la personalidad de la persona analizada. Además, las áreas están relacionadas entre sí, ya que el aumento de un área implicará la disminución de otra.

La Ventana de Johari es muy útil también para detectar y analizar el tipo de relaciones interpersonales que tiene la persona. Dentro de la inteligencia emocional, este es un aspecto muy importante, ya que, como veremos más adelante las inteligencias intrapersonal e interpersonal, categorizadas por Howard Gardner, son la base para la definición de inteligencia emocional que realizará Daniel Goleman.

En base a la preponderancia de un área u otra, las personas pueden establecer diferentes tipos de relaciones interpersonales.

Relaciones de área libre

Cuando en ambas personas predomina el área libre. Son relaciones que se caracterizan por el profundo conocimiento mutuo, la confianza y la ausencia de lados ocultos. La comunicación es clara, precisa, favorece la empatía y hay aceptación entre ambas partes. Tiene que existir sinceridad entre las personas y un factor clave es la comprensión mutua, que permite superar los malentendidos.

El conocimiento mutuo puede llegar a ser tan grande que vaya mucho más allá de las palabras. Cada persona es consciente de lo que expresan las miradas, los gestos o los semblantes del otro, lo que facilita la comunicación. Esto, sin embargo, tiene un reverso peligroso, ya que el exceso de confianza y transparencia por una parte reduce el misterio de las relaciones, lo que puede dar lugar a fases de hastío o a no tener apenas nada que decirse. Asimismo, en caso de que exista un enfrentamiento entre ambas personas, puede resultar especialmente dañino, ya que el profundo conocimiento del otro puede inducir a una o a ambas personas a atacar donde más duele y herir profundamente.

Relaciones de área oculta

Cuando en ambas personas predomina el área oculta. Hay un escaso conocimiento del otro, por lo que este tipo de relaciones se caracterizan por la cautela y por los límites establecidos. Hay un respeto grande por la privacidad y la intimidad propia y del otro y son relaciones que avanzan poco y no franquean grandes barreras. En caso de hacerlo, dejaría de ser una relación con predominio de área oculta para pasar a ser otro tipo de relación.

Es conveniente descubrir los motivos por los que una relación se mantiene predominante en el área oculta. Pueden existir varios factores: temor al juicio externo, miedo a ser herido emocionalmente por el otro, exceso de respeto, vergüenza, existencia de aspectos de la personalidad que se quieren ocultar de manera consciente, etc.

Relaciones de área ciega

Cuando en ambas personas predomina el área ciega. En ellas, el otro descubre infinidad de aspectos ocultos para uno mismo. De este modo, son relaciones que promueven el autoconocimiento, en la que cada persona se ve reflejada en la mirada de otra persona.

Son relaciones basadas en la espontaneidad, la sinceridad hacia la otra persona y protagonizadas por personas con un carácter extrovertido, que no tienen miedo al juicio ajeno y que propician la autoexploración emocional. Sin embargo, puede dar lugar a una influencia perjudicial si la persona cambia el concepto que tiene de sí misma (su autoconcepto) en base a las opiniones del otro. Es decir, la frontera entre lo beneficioso y un territorio peligroso se da cuando las opiniones ajenas dejan de ser una herramienta de descubrimiento de uno mismo y pasan a influir en la forma de ser y de definirse de la persona: si una persona se deja influir tanto por el otro hasta el punto de verse tal y como lo ve el otro se adentra en un escenario grave a nivel emocional.

También puede darse la reacción contraria, que la persona no admita la opinión ajena y esto genere conflictos hasta derivar en otro tipo de relación o en finiquitar la relación.

Relaciones de área desconocida

Cuando en ambas personas predomina el área desconocida. Estas relaciones son conceptualmente paradójicas, ya que personas que no se conocen no pueden relacionarse. Se da cuando dos personas que no se conocen y no saben cómo actuarán una frente a la otra se cruzan y dan inicio a una relación. Esto automáticamente implica un cambio: alguna de las otras áreas crecerá y si la relación sigue su curso dejará de ser una relación de área desconocida. De lo contrario (si la relación no avanza) no será propiamente una relación, sino una interacción social puntual y superficial.

Otras combinaciones de relaciones

A pesar de que hemos destacado los cuatro tipos de relaciones más puras, es decir, aquellas en las que en ambas personas predomina un área concreta, la mayoría de las relaciones mezclan diferentes áreas y el peso de una u otra va oscilando conforme las relaciones avanzan.

Las relaciones que combinan diferentes áreas son muy estimulantes porque se articulan desde formas de ser y sensibilidades diferentes. Por ejemplo, en una relación de área ciega-oculta implica un doble reto: una persona debe descubrir el área oculta del otro y éste debe tratar de seguir escondiéndose.

También puede darse una relación libre-oculta. Por ejemplo, entre un jefe que se muestre abierto, receptivo y con ganas de conocer a su equipo y un empleado que, por temor a la jerarquía, se encierre.

Este tipo de relaciones entrañan desigualdades que se pueden enquistar y generar un encasillamiento, que impida su avance y que se mantengan como un círculo vicioso, girando sobre su propio eje. Lo importante es identificarlas correctamente y trabajar sobre los aspectos que cada persona considere relevantes.

Además, en el caso de que las relaciones impliquen a más de dos personas, podemos encontrar relaciones con múltiples combinaciones y que, dentro de las mismas, se puedan identificar varias dinámicas o subrelaciones. Esto no es más que la constatación de la complejidad de las relaciones humanas.