Necesidad de liderazgo

Las empresas y organizaciones actuales necesitan líderes no solamente en lo más alto de la pirámide, sino en toda la organización. Los buenos profesionales y los líderes pocas veces nacen, generalmente se hacen, y la formación clásica, aunque necesaria e importante, no es suficiente. No solamente precisan desarrollar conocimientos, sino entrenar habilidades, competencias y educarse en nuevos valores, creencias y emociones. Por ello la transformación de la cultura organizacional debe iniciar en lo más alto de la pirámide.
Hoy en día cada vez somos más individualistas, vamos más rápido sin saber a dónde ir o qué camino tomar. La comunicación se hace a golpe de clic, y con la sensación de que estamos desbordados por los nuevos roles, situaciones y cambios que debemos asumir tanto en la vida personal como en las empresas. Se hace más necesario preguntarnos a dónde vamos y hacia dónde queremos llegar. Las tecnologías evolucionan cada día más rápido. Si por alguna razón la tecnología falla en un determinado momento nos sentimos perdidos e incapaces de resolver creativamente los fallos ocasionados. La revolución de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) ha acelerado la actividad humana, pero surge la pregunta, de si en lugar de liberarnos de muchas tareas estas nuevas tecnologías nos esclavizan.
Sumado a lo anterior, aparecen nuevos modelos de organización con servicios de 24h/7, que hacen referencia a la disponibilidad total de la empresa a cualquier hora y en cualquier día, a través de teléfonos móviles, correos electrónicos, buzones de voz, cajeros automáticos, teletrabajo, además de otras herramientas tecnológicas que se van instaurando en nuestra sociedad. En consecuencia, se comienza a tener la sensación de que disponemos de menos tiempo que en cualquier otro momento de la historia reciente.
Esto puede llevar a sentir miedo a la competencia desbordada, tanto dentro de la organización como fuera de la misma, donde parece que todo vale para alcanzar el éxito; el miedo a transmitir inseguridad al hablar con compañeros y superiores de nuestras frustraciones, fracasos y sobre todo a no poder reconocer nuestros errores, trae consigo experiencias poco alentadoras para lograr el cambio en la cultura organizacional, provocando la presencia de errores en los procesos internos que son constatados una vez que se materializan, por lo que la persona, sólo recibe una retroalimentación correctiva, que al no ser comunicada de forma asertiva puede generar conflictos dentro del equipo llevando a este al fracaso en el logro de sus objetivos.
Por otra parte, es normal que las organizaciones lleven a cabo importantes avances tecnológicos en sus procesos, con la finalidad de mantenerse vigentes en el mercado, ante esto es importante que dichas transformaciones vayan de la mano con las cuestiones humanas, dejándolas en un mismo plano, y tomando conciencia que la cultura del éxito rápido no siempre entrega los mejores resultados. Su importancia tiene relación con evitar la falta de compromiso en las relaciones laborales, el aumento del absentismo, rotación y desmotivación, la esclavitud tecnológica, la reducción del tiempo para la familia y el ocio, la despersonalización de las relaciones humanas e individualismo. La rapidez de los cambios y la cultura basada en el éxito rápido y el castigo al fracaso, puede generar incertidumbre en el futuro profesional, y personal, al aumento exponencial del estrés, depresión y ansiedad, y como consecuencia un fracaso prematuro en la implementación de nuevas tecnologías, como también el aumento en millones de pesos en gastos médicos directos e indirectos, y de seguridad social.
Dado lo anterior surge la necesidad de líderes al interior de la organización, para motivar e inspirar a alcanzar metas y objetivos, mediante una cultura organizacional diferenciadora, de lo que ocurría en el pasado, donde la cuestiones humanas cobren valor y nos preocupemos más por quienes realizan las labores productivas, y donde existan líderes que sepan escuchar de forma activa, y comunicar de manera asertiva, dejando atrás antiguos paradigmas que nada de valor entregan en la actualidad, pasando a la acción como protagonistas del cambio.
En resumen una organización que cuente con los liderazgos adecuados puede entregar un valor significativo a sus colaboradores, al ser capaces de inspirar y motivar a su equipo para trabajar de manera más eficiente y efectiva. Además, los líderes pueden proporcionar una visión clara y estratégica para la empresa, establecer objetivos y prioridades, y tomar decisiones difíciles para alcanzar el éxito. También pueden fomentar un ambiente de trabajo positivo y colaborativo, desarrollar las habilidades y talentos de los empleados, y promover una cultura de innovación y mejora continua. Los líderes pueden ser un factor clave en el éxito de una empresa, ya que influyen en el desempeño de su equipo y en la dirección estratégica de la organización.
H. Oyarzún